Las balas levantan esquirlas de la madera. Jack se tumba en la paja caliente por los animales. Una cuadrilla al menos, piensa mientras recarga el revolver, es blanco fácil, uno de ellos lleva anteojos, las lentes del hombre brillan por el reflejo del sol; una bala certera le rompe la frente. No puede localizar al resto y la munición se le agota , baraja la posibilidad de salir vivo de esta , quizás el último duelo y aunque el brujo conoce su destino , acaso un ramal del tiempo hasta el momento tapado por las casualidades brote y se haga fuerte , puede que estos sean los últimos minutos de vida de Bala Plateada .
La habitación está iluminada por el sol de una mañana de verano abrasadora, las cortinas corridas de par en par, sujetando ambos lados de la misma un cuerpo desnudo de mujer. Carmen mira el horizonte buscando las siluetas difusas del resto de federales, se necesita más de uno para atrapar a Jhon; a Carmen solo una noche para tenerlo entre sus piernas.
- ¿Ya te despertaste Jhon? Cuando duermes pareces un niño como todos los hombres, nadie diría que ayer dejaste la calle principal llena de cadáveres- habló Carmen sin volverse.
- Yo no lo busqué me contrataron, como siempre
- ¿Nunca te cuestionas nada, verdad? matas y punto
- Tú haces lo mismo.
- Pero lo mio es legal, soy agente de la ley.
- ¿Y cual es la diferencia?, yo llego donde tú no puedes llegar, mujer.
La palabra mujer sonó sucia y despectiva en su boca, Carmen estaba acostumbrada a los despertares de Jhon, sabía lo de sus pesadillas estaría intratable hasta que no tomara un trago.
- Te podría matar ahora mismo. – Susurra el Plata en su oído, mientras las manos de asesino, nudosas y frías, aprisionan la cintura
- El problema de la federal que sigue al fugitivo estaría resuelto.
- El problema de la federal que sigue al fugitivo estaría resuelto.
- Hazlo.
Jhon dispara, el click del revolver suena en el cuartucho inundando las paredes con la palabra homicidio de forma hueca. Una bala ocupa el cañón antes vació. Y de nuevo se revuelcan en la cama.
Un rato más tarde ambos se visten al mismo tiempo.
- ¿Cuanto te ofrecen por mí?-
- No hay precio Juan que pueda pagar tu muerte, tienes tantos enemigos que podría retirarme para siempre. Por este trabajo no cobro, es de ley.
- Si – asiente el pistolero-he matado mas hijos de puta fuera de la ley que tu con esa estrella entre las tetas.
-Vete Jhon, huye como siempre haces, escapa de ti mismo y de tus pecados, puede que el castigo que te espere sea peor que un nudo de horca.
En la calle los cascos de los caballos rompen el silencio.
Carmen se anuda el corpiño de cuero, se ata las botas y mira de reojo a Jack. Aquel hombre le sorbe la vida, el alma se le escapa por los poros.
- Los federales, saben que estoy contigo, tan solo esperan una señal Juan, dime que sí y no tendrás que huir de la justicia nunca más. Acepta el trabajo, pelea por una vez en tu vida del lado de los buenos, tu recompensa será saber que hiciste el bien.
Las cortinas se mueven ahora mecidas por una suave brisa, los pensamientos se pierden con ella de la cabeza de Jack, se elevan por el aire hasta las montañas y dejan una carcasa vacía como cuerpo.
- Nunca tomes decisiones a media noche decía mi viejo- El pistolero se ata el cinto.
- Pero ya es de día Juan, el sol hace tiempo que está fuera.
-Siempre es de noche Carmen, siempre...- sentenció apurando ese trago que parecía no llegar nunca.
2 comentarios:
puro cochinero a la roña
No siempre se escribe a gusto de todos.
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